El primer trabajo de Arquitectura Improvisada, fue intervenir la biblioteca de una primaria situada en un barrio con un nivel socio-económico bajo, y para la cual se tenía un presupuesto muy recortado.

Para el análisis del proyecto se visito la escuela y se entrevisto a los usuarios, niños de entre 6 y 12 años de edad, así como a el personal docente de la institución, y algunos padres de familia.

Dicho análisis arrojo dos necesidades muy especificas,  un espacio flexible pues ahí se impartían las clases de computación y música a la par de su función como biblioteca y salón de usos múltiples; y un lugar cálido y agradable donde a los niños les gustara pasar tiempo, para lo que nos fue indispensable crear un sentido de pertenencia.

A la hora de proyectar intentamos integrar elementos que hicieran del espacio un lugar agradable y que invitara a la lectura, para lo cual pensamos en mobiliario sencillo pero que a la vez invitara al usuario a utilizarlo de una manera muy específica.

Para el diseño de los muebles y de la estantería y pensado en lo limitado del presupuesto, pero también en la tendencia global del reciclaje, optamos por materiales comúnmente no recurrentes para este tipo de proyectos, material reciclado o más bien, materiales que por su común uso en la industria local resultaron de bajo costo pero de gran potencial, como lo son pallets industriales, rejas de manzanas y hojas de triplay de pino para cimbra.

El mobiliario se diseño para ser usado por niños y adultos, se diseñaron mesas bajas que “contendrían” hasta a 8 niños cada una, invitando al orden por medio de cojines sobre un pasto sintético. Se diseñaron también sillones hechos de pallets con llantas de goma industrial de 4 pulgadas, que pueden ser utilizados por 1, 2 o hasta 8 niños, dependiendo de si están acostados, reclinados o sentados, ya sea sobre el sillón o en el suelo.

Para buscar generar el los niños un sentido de identidad, pedimos a los docentes nos “prestaran” a dos niños de cada grado para ayudarnos a pintar un mural en la biblioteca, de esta manera logramos generar en los niños ese sentido de pertenencia que se busco desde un inicio.

El resultado final fue un espacio lúdico, donde por medio del diseño de mobiliario y recorridos, logramos manipular/diseñar el comportamiento del usuario, logrando así que el uso adecuado de la biblioteca resultara ilustrador, divertido y una gran experiencia.